La sabiduría cultural de la salud es un patrimonio de los pueblos tradicionales que existe desde la prehistoria, en personas, familias y sociedades comunes y corrientes, es decir, sin formación académica o profesional. Es un saber de abuelas y abuelos sabios, comunidades y líderes, que se amplía y transmite entre familias y generaciones. Los libros sagrados como la Biblia, los Vedas, el Corán, el Popol Vhu, contienen mucho de esta sabiduría recopilada durante siglos y milenios, proveniente de la cultura popular y líderes de esas regiones.

Los que siguen el Tao, El Orden del Yin y Yang, pueden escapar a la vejez y conservar el cuerpo en perfecto estado. Nei Ching – Clásico de Medicina China (Oriente)

“No existen enfermedades sino enfermos con una vida sin moderación”. Hipócrates (Europa y Medio Oriente)

“Si aprendieras el Sagrado Arte de Vivir, no estarías coleccionando enfermedades ni haciendo tonterías” -declaró con firmeza el Amauta.” (América)

Cuando las personas y familias poseen suficiente sabiduría de salud en sus costumbres diarias, la gozan de forma permanente y no acuden casi nunca a sistemas de medicina. Mientras menor es la sabiduría de salud de las personas, es obvio que padecen de muchas y cada vez peores enfermedades, y deben aumentar sus sistemas médicos y de terapias hasta niveles insostenibles. Esto se cumple hoy en todos los países.

No podemos curar las enfermedades de forma segura y estable con ningún tipo de medicina. Menos aún con la asistencia sintomática y superficial de las medicinas modernas. Un apoyo terapéutico puede ser importante, sin embargo, la salud y enfermedad duraderas siempre dependen de las conductas que conforman nuestro modo de vida. Debemos reconocer que somos nosotros, con nuestros malos hábitos, quienes provocamos nuestros sufrimientos.

Las culturas tradicionales han tenido una visión integral de la vida y la salud. Ellas reconocen que hay una unidad indivisible entre el cuerpo, las emociones, la mente, el espíritu, las relaciones humanas, el ambiente y la naturaleza. La armonía o desarmonía en el modo de vida íntegro son determinantes para generar la salud o la enfermedad particular y colectiva.

La salud no depende casi nada del dinero. Esta es la enseñanza de la sabiduría de salud tradicional. El dinero solo puede comprar asistencia terapéutica y tecnológica que no significan salud. Un modo de vida saludable es increíblemente barato y accesible a cualquier condición social. ¡La sabiduría exige que aprendamos a cultivar nuestra vitalidad con muy poco dinero!

Cuánto gozamos de salud y energía es proporcional a cuánto hemos aprendido a cultivarlas. La magnitud de nuestras dolencias también es proporcional a las deficiencias en el autocuidado.

En este seminario presentamos el proceso personal y familiar para cultivar nuestra salud profunda en el hogar, alcanzarla, mantenerla y gozarla durante toda la vida, como una propiedad independiente. También abordamos el proceso para enfrentar las enfermedades con eficiencia, vivirlas con serenidad y gratitud, aprender mucho de ellas, y superarlas de forma independiente, suficiente, gratuita, feliz.

Aprender a alimentarnos es una de las funciones más importantes e imprescindibles en nuestra vida. Es algo tan trascendental que su influencia la vivimos en todos los ámbitos: salud o enfermedad, vigor o pesadez, trabajo eficiente o mediocridad, amor o rechazo, sabiduría o ignorancia, memoria u olvido, riqueza o pobreza, solidaridad o egoísmo, paz o tempestad interior.

Necesitamos comprender y comprobar la íntima relación que tiene la alimentación con la salud y la enfermedad. Esto es urgente pues nos enfrentamos al peor peligro de la era moderna: una progresiva degeneración alimenticia que produce el avance imparable de las enfermedades y la degeneración biológica de la humanidad.

El desarrollo de las enfermedades en el mundo actual es espantoso, y ningún tipo de medicina podrá nunca frenar su expansión. Todas las enfermedades son incurables cuando echamos la culpa o atribuimos su origen a causas externas o inmejorables por nosotros: virus, bacterias, herencias genéticas, ambientes, procesos autoinmunitarios, edad, sufrimientos emocionales, aspectos psicosomáticos, estrés, karma, Dios, origen desconocido…

No existen enfermedades incurables para quien genera y mantiene un modo de vida saludable: somos nosotros, con nuestros malos y pésimos hábitos, quienes provocamos nuestros sufrimientos.

La alimentación es el ingrediente más importante de la sangre, que determina salud y normalidad en nuestro organismo o formación de enfermedades. Las madres necesitan conciencia alimentaria para gozar de un embarazo vital y luego mantener sanitos a sus bebés mediante plena lactancia. Durante el crecimiento y la vida adulta debemos basar nuestra alimentación en la sabiduría tradicional del campo; así podemos generar nuestra vitalidad, prevenir y curar las enfermedades. Una alimentación equilibrada, variada y deliciosa es increíblemente barata.

Comer en exceso y en el consumismo del sistema es hoy un comportamiento generalizado con lamentables consecuencias en todo sentido. Hay personas que sin cambiar los hábitos nocivos que provocan sus enfermedades insisten en buscar inútilmente alguien o algo que les cure.

En este seminario presentamos el proceso personal y familiar para cultivar nuestra salud profunda en el hogar, alcanzarla, mantenerla y gozarla durante toda la vida como una propiedad independiente. También abordamos el proceso para enfrentar las enfermedades con eficiencia, vivirlas con serenidad y gratitud, aprender mucho de ellas y superarlas de forma independiente, suficiente, gratuita, feliz.

Aprender a mantener una vida saludable, a prevenir las enfermedades y curarnos de manera independiente es la capacitación más importante que determina nuestra calidad de vida.

La salud se aprende, no la podemos comprar ni pedir en ningún consultorio, terapia o templo. Cuánto gozamos de salud y energía todos los días proviene de cuánto hemos aprendido a cultivarlas. La magnitud de nuestras enfermedades también corresponde con las deficiencias en el cuidado personal: quien sabe poco, sufre mucho.

Todas las enfermedades las producimos mediante modos de vida con grados de equivocación en atender nuestras necesidades vitales. Ellas traen enormes fatigas, sufrimientos, limitaciones, dependencias y gastos a quienes no comprenden su origen primordial. Las enfermedades no son provocadas por virus, bacterias, genes, herencias, climas, ambientes, edad, factores autoinmunitarios, hormonas, alergias, emociones, preocupaciones, estrés, karmas, destinos, Dios. Somos nosotros, con nuestros malos y pésimos hábitos diarios, quienes provocamos nuestros sufrimientos.

No existen enfermedades incurables para quien genera y mantiene un modo de vida saludable. Hay personas que sin cambiar sus costumbres nocivas que provocan sus enfermedades, insisten en buscar inútilmente alguien o algo que les cure. Un modo de vida saludable es increíblemente barato y accesible a cualquier condición social.

En este seminario presentamos el proceso personal y familiar para cultivar nuestra salud profunda en el hogar, alcanzarla y gozarla durante toda la vida. También abordamos el proceso para enfrentar las enfermedades con eficiencia, vivirlas con serenidad y gratitud, aprender mucho de ellas y superarlas de forma independiente, suficiente, gratuita, feliz.